Desde un punto personal:
Este ocupa un lugar destacado en la historia de la
lingüística.
En donde se presentan tres personajes, Hermógenes, Cratilo y
Sócrates. Tienen una pequeña discusión sobre el verdadero nombre de
las cosas, con esto me refiero a que si el nombre que tiene una cosa es en
realidad su nombre naturalmente propio.
Sócrates menciona no saber nada referente al tema que
platican, pero dice que si lo admiten intentara llegar a una conclusión del
mismo.
Comenzando la plática Hermógenes menciona su punto de vista
“un nombre, solo consiste en una cierta articulación de la voz y que la
naturaleza ha atribuido así a los hombres un sentido propio del mismo.
Sócrates después de haber escuchado esto, le menciona a
Hermógenes que… dice un antiguo proverbio, que las cosas bellas son difíciles
de saber, en mi punto de vista veo que Sócrates tiene algo de razón, lo que
llamamos cosa, no es en realidad su nombre, pero el hombre tiene esta labor de
interpretación de la misma imagen (objeto) pero el nombre es con lo que
representamos dicha imagen.
Durante la plática Sócrates indaga a Cratilo, para conocer
el nombre real de las cosas, pero éste mismo fracasa, porque en realidad lo que
conocemos como “Silla” no es su nombre real y en otro país le conocen como
“Banco”, y en otro se le conoce como “Bank” y este mismo en Alemania quiere
decir “Banqueta”, etc… así continuamente, lo que nos lleva a pensar que todo
esto es el nombre particular del objeto, ¡!pero su nombre universal cual es!!.
Sócrates menciona sobre la propiedad del objeto del que
primeramente ha fijado el nombre del objeto, por ello Sócrates dice que el
objeto exige el nombre.
Menciona Sócrates que por lo tanto es reconocer que no es en
los nombres, sino en las cosas misma, por ello dice que es preciso buscar y
estudiar las cosas. Ya que les pueden cambiar su significado real.
Puede decirse que sea posible conocimiento alguno, si todas
las cosas mudan sin cesar; si nada subsiste y permanece. Porque si lo llamamos
conocimiento no cesa de ser conocimiento, entonces el conocimiento subsiste, y
hay conocimiento, pero si la forma misma del conocimiento llega a mudar,
entonces una forma reemplaza a otra, y no hay conocimiento; y si esta sucesión
de formas no se detiene nunca, no habrá jamás conocimiento.
Referente a los autores (primeros); afirmar que éstos poseen
sólo la ciencia perfecta, y formar sobre sí mismo y sobre las cosas este
maravilloso juicio de que no hay nada establecido, sino que muda, sería algo
meramente difícil de comprender.
Por lo tanto, el nombre es solo una etiqueta que le damos al
objeto, esto también tiene relación con la imagen del objeto, es como una
mezcla de atributos que le vemos para saber como nombrarle.
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