Platón nos narra un mito sobre el origen y la naturaleza del
amor. Dicho resumidamente, el amor es para él la conciencia de una carencia. El
mito al que recurre para explicar esto presenta al amor,hijo bastardo de la Abundancia y la Pobreza,
como algoque incansablemente persigue
todo lo valioso (como su padre) sin lograr alcanzarlo jamás (como su madre).
Esta condición fronteriza es también propia de un amor particular, el amor por
la sabiduría (filo-Sofía) que es el deseo de saber propio de los que no son por
completo sabios ni tampoco completamente ignorantes.
A lo largo de la historia se han hecho toda una serie de
discursos encomiásticos sobre el amor. El amor tiene eso que ahora se llamaría
“buena prensa”.Pero Diotime nos
advierte claramente del error de considerar que el amor es perfecto, o dicho
con sus palabras; el amor no es un dios.
Saber que lo bueno existe, y no poseerlo; ese es el
significado del amor, lo voy a desglosar en dos sentidos para mí:
El primero tiene que ver con lo que dice Platón, de que el
amor es el deseo que lo imperfecto tiene de lo perfecto, evidentemente, que los
dioses no aman, puesto que son perfectos, nada pueden desear.
El segundo es, cuanto más perfectos somos, menos amamos, y
al revés. La expresión amor platónico (un amor ideal) parece aquí plena de
sentido. El más grande amor es el amor a lo perfecto, a lo más bello, a lo
ideal.
Por lo tanto tenemos que entender que el Banquete, es parte
de esa investigación sobre la esencia del amor.
Primero que nada, el dialogo comienza con Euclides el cual se
encuentra con Terpsión, y hablan de Teeteto que está en un estado grave de
salud. Euclides le cuenta a Terpsión que tiene escrita una conversación que
tuvo con Sócrates y con Teeteto, y la leen.
Sócrates pide a Teodoro que se presente un joven correcto
para la mención, y Teodoro le presenta a Teeteto. Sócrates le pregunta a
Teeteto qué es conocimiento. Comienza preguntando que si el saber y
conocimiento son lo mismo, y Teeteto responde que sí.
Sócrates se compara con su madre que es partera, porque él
ayuda los otros a dar a luz los razonamientos, y dice que Teeteto tiene dolores
de parto. Teeteto responde a Sócrates que conocimiento es percepción. Sócrates
le dice que esa es la definición que dio Protágoras cuando dijo que el hombre
es medida de todas las cosas. Pero él cree que de ahí derivan cosas sin sentido
porque se llega a tres afirmaciones que se contradicen:
1.- Nada se hace mayor ni menor, mientras permanezca igual a
sí mismo.
2.- Aquello a lo que nada se le añade ni nada se le quita,
permanece siempre igual.
3.- Es imposible que lo que antes no era, ahora sea, si no
es deviniendo.
Además hay apariencias falsas; hay que afirmar que
conocimiento y percepción no son lo mismo.
Sócrates dice que algunos definen conocimiento como posesión
de conocimiento. Él dice que es tener conocimiento, porque no es lo mismo tener
que poseer.
Teeteto propone que conocimiento puede ser creencia
verdadera acompañada de justificación racional. Pero Sócrates niega esto.
Al final del diálogo solo consiguen llegar al acuerdo de que
conocimiento no es ni percepción, ni creencia verdadera, ni justificación
racional.
La naturaleza de la santidad, sobre los actos del hombre
En el texto nos menciona el encuentro de un adivino, Eutifrón.
Eutifrón pretende realizar un acto santo, reclamado por la
justicia, pidiendo, con ocasión de la muerte de un esclavo, una condena contra
su padre. Este piensa que obra bien.
Sócrates, que representa en este caso la conciencia moral y
la razón de sus actos. Toma como ejemplos a júpiter, Saturno y los más grandes
dioses, los cuales nunca represaron a su propio padre, ni se volvieron jueces
de cada uno.
Eutifrón nos dice en su pensamiento que: “La santidad es lo
que agrada a los dioses, y la impiedad es lo que les desagrada.” Lo que
contenta a los unos puede descontentar a los otros, y en este decir serían el
mismo hombre y la misma acción las que son santas e impías, todo esto mismo a
su vez.
La santidad absoluta es, por consiguiente, incompatible con
la pluralidad de los dioses. Esta misma consecuencia sale de la teología
politeísta, recordemos que su tiempo es politeísta.
Sócrates trata de indagar si lo que es santo es amado por
los dioses porque es santo; o si es santo porque es amado por los dioses; lo
que equivale a averiguar si la santidad por su esencia y su fuerza propias
tiene derecho al amor de los dioses; si se impone a su amor por ser superior a
él, distinto e independiente de él; o bien si el amor de los dioses a un objeto
cualquiera es el que convierte este objeto en una cosa santa.
Llegando a la conclusión que… lo santo es amado por los
dioses por lo mismo que es santo, o en otros términos, que es amable en sí y
por sí. La consecuencia final es, que no está en poder de los dioses constituir
a su placer ni lo santo ni lo impío.
Este ocupa un lugar destacado en la historia de la
lingüística.
En donde se presentan tres personajes, Hermógenes, Cratilo y
Sócrates. Tienen una pequeña discusión sobre el verdadero nombre de
las cosas, con esto me refiero a que si el nombre que tiene una cosa es en
realidad su nombre naturalmente propio.
Sócrates menciona no saber nada referente al tema que
platican, pero dice que si lo admiten intentara llegar a una conclusión del
mismo.
Comenzando la plática Hermógenes menciona su punto de vista
“un nombre, solo consiste en una cierta articulación de la voz y que la
naturaleza ha atribuido así a los hombres un sentido propio del mismo.
Sócrates después de haber escuchado esto, le menciona a
Hermógenes que… dice un antiguo proverbio, que las cosas bellas son difíciles
de saber, en mi punto de vista veo que Sócrates tiene algo de razón, lo que
llamamos cosa, no es en realidad su nombre, pero el hombre tiene esta labor de
interpretación de la misma imagen (objeto) pero el nombre es con lo que
representamos dicha imagen.
Durante la plática Sócrates indaga a Cratilo, para conocer
el nombre real de las cosas, pero éste mismo fracasa, porque en realidad lo que
conocemos como “Silla” no es su nombre real y en otro país le conocen como
“Banco”, y en otro se le conoce como “Bank” y este mismo en Alemania quiere
decir “Banqueta”, etc… así continuamente, lo que nos lleva a pensar que todo
esto es el nombre particular del objeto, ¡!pero su nombre universal cual es!!.
Sócrates menciona sobre la propiedad del objeto del que
primeramente ha fijado el nombre del objeto, por ello Sócrates dice que el
objeto exige el nombre.
Menciona Sócrates que por lo tanto es reconocer que no es en
los nombres, sino en las cosas misma, por ello dice que es preciso buscar y
estudiar las cosas. Ya que les pueden cambiar su significado real.
Puede decirse que sea posible conocimiento alguno, si todas
las cosas mudan sin cesar; si nada subsiste y permanece. Porque si lo llamamos
conocimiento no cesa de ser conocimiento, entonces el conocimiento subsiste, y
hay conocimiento, pero si la forma misma del conocimiento llega a mudar,
entonces una forma reemplaza a otra, y no hay conocimiento; y si esta sucesión
de formas no se detiene nunca, no habrá jamás conocimiento.
Referente a los autores (primeros); afirmar que éstos poseen
sólo la ciencia perfecta, y formar sobre sí mismo y sobre las cosas este
maravilloso juicio de que no hay nada establecido, sino que muda, sería algo
meramente difícil de comprender.
Por lo tanto, el nombre es solo una etiqueta que le damos al
objeto, esto también tiene relación con la imagen del objeto, es como una
mezcla de atributos que le vemos para saber como nombrarle.